Luego ya iré ampliando el post con alguna que otra foto y más comentarios. De momento solamente decir que ha sido otra de etapa para avanzar, pero mucho más llevadera que la de ayer.

Hoy fue un día de calor intenso, aunque al salir a las ocho de la mañana de Barcelona, me permitió aprovechar un buen rato de fresquito.

Que lástima cuando pasé por Girona al ver los montes quemados. No puedo evitar sentir tristeza cuando todo lo que te rodea está calcinado y sabes que la naturaleza tardará en volver a brindarnos con su color verde.

Como curiosidad, contar que durante el camino me encontré con un Guzzista Suizo, a que tras vernos nos saludamos como diciendo: «mira que somos raros…». Por lo demás, una familia completa en moto, unos gendarmes con los que me tomé un café en una estación de servicio, un par de suizas en moto de lo más «raras» y mucho peaje, aunque mucho más barato que los de aquí.

En medio de la ruta y con el intenso calor que dejaba de vez en cuando a algún camión o coche en la cuneta, pensaba: «¿Aguantará la Guzzi con sus 34 años encima?». Me temo que no era el único porque algunos me miraban con una cara de incredulidad total. No sé si pensaban que estaba loco o que no tenía dinero para comprarme algo mejor. Seguramente hasta alguno pensó en las noticias y la crisis Española pensando: «mira cómo terminan viajando los pobres…». Claro que no todos eran así porque curiosamente en los más de quinientos kilómetros me he encontrado siempre al mismo grupo de moteros. Esos que me adelantaban, me los encontraba en las gasolineras y vuelta a empezar.

La sensación de hacer un viaje así es algo diferente. En cierta forma se ha perdido el glamour de aquellos viajes con mapas marcando los cruces, los papeles en la bolsa cubredepósito con los kilómetros y los desvíos, la búsqueda de Hotel casi a la aventura, etc… Pero aún así, es un lujo ir a lomos de una «jovencita» Guzzi de tan sólo 34 años, disfrutando de su sonido tan particular y sintiendo como va respirando en las bajadas, como si se recuperara de una cuesta interminable. De momento ha aguantado sin quejarse 1.200 kilómetros. Buen trabajo ha hecho Mauro y Félix… buen trabajo. A la vuelta, si las fuerzas me aguantan, pasaré por Arganda.

Me puse como objetivo llegar a Nimes, pero estaba tan fresco y era tan temprano que preferí apurar un poco hasta que encontré un pueblecito con Hotel Ibis, que siempre dan confianza y no son caros, que se llama Brignoles. Un total de 550 kilómetros que me han permitido darme un buen baño y un rato para ver qué hago mañana.

Ahora me toca preparar la ruta de mañana porque ya comienzan los lugares que quiero visitar!

Una foto justo antes de cruzar la frontera…

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Y en Brignoles, una foto del hotel Ibis…

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Y de la entrada del restaurante…

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En el Hotel, es de lo más curioso. Yo entiendo el francés bastante de cuando lo daba en EGB, pero hablarlo me resulta imposible. Pues bien, yo pido en Inglés tanto la habitación como la cena. Me entienden a la perfección, pero luego me contestan en Francés. A lo cual respondo a saber en qué idioma. Hasta intenté hacerlo en castellano porque pensaba que estaban de guasa, pero no… Es así! Al final la cena estaba buenísima. Acerté con el salmón al horno. Café y un buenas noches para terminar.

Mañana ya está la ruta preparada hasta Génova, pasando por Cannes y por Mónaco.

Einar… tranquilo que los recuerdos llegarán. jajaja. ¡Todavía falta para el chocolate!